En este año donde el valor del dólar hará que muchos argentinos no tengan posibilidades de salir de los límites del país, presentaremos maravillosas opciones de pesca en lindos centros vacacionales de nuestra generosa geografía. En ese contexto, elegimos poner la mirada en San Luis, provincia que, como el resto, sufre el fenómeno de falta de agua que viene de la mano del fenómeno climático denominado La Niña, pero que encuentra en sus diques una opción maravillosa para tentar grandes carpas, hecho que hará que muchos aficionados de otras geografías encuentren aquí a una vieja conocida, que se brinda en grandes portes.

En esta ocasión, elegimos relevar el Potrero de los Funes, cerquita de San Luis Capital. El lugar elegido hacer los intentos fue la entrada del río. Allí, mientras una parte del grupo de pescadores armaba cañas de medio lanche y lance (usamos las Rebel 3002 y las Tempest de 3,60 mts) montadas con frontales Caribean y Spinit BG 502 cargados con multifilamento de 20 mm, Otro miembro del team amasaba en un bowl la pasta ganadora de la jornada. En este relevamiento se usó una masa amasada con agua del lugar que llevaba partes iguales de harina de trigo, maíz, pan rallado, saborizada con condimento para empanadas y esencia de vainilla.

Con dos cañas cada uno bien afirmadas gracias a la ayuda de posacañas, el grupo empezó tirando cerca, pero el frío de las primeras horas les hizo ver que la pesca estaba a distancia. Fue el momento de sacarse las zapatillas, entrar ganando unos metros en terreno fangoso y cuando el agua verdosa del lugar llegaba a las rodillas, intentar los lances. Eso hizo que los aparejos, compuestos de línea de fondo con plomada pasante, un feeder para retener la masa y un solo anzuelo con un cuadradito de goma eva con dos pasadas de anzuelo, quedaran a unos 80 metros de la costa. Es importante usar anzuelos bien clavadores en los aparejos, para no perder capturas.

El primer pique llegó recién pasado el mediodía, cerca de las 13 horas, y como si la primer hubiera activado algún botón mágico, todas las cañas empezaron a mostrar actividad. Hubo en total unos 30 piques, tímidos al principio y francos y decididos al promediar la tarde, que se tradujeron en más de una veintena de carpas afuera. Las peleas son emocionantes y las carpas, gordas y fuertes. Por eso es bueno contar con un compañero con un buen copo de mango largo Spinit para que nos asista en el remate de cada pelea, pues a veces por intentar vararlas podemos cortar el labio cuando el pez logra apoyarse en el fango obligándonos a peso muerto.

Los tamaños no eran menores, dado que la más chica pesó unos 4 kilos y la mayor 7 kilos, mostrando un rango parejo de capturas en cuanto a los tamaños . Por desgracia, el viento empezó a cobrar fuerza a partir de las 16, y con las aguas batidas, se cortó el pique a cero. Fue el momento de decidir emprender el retorno.

Sin dudas hay zonas del país donde las virtudes piscatorias están muy poco difundidas y solo disfrutan los tesoros de esas regiones los pescadores locales. Esperemos que estas líneas inviten a más de un turista, a desafiar a las bravas chanchas de Potrero de los Funes. Vaya y disfrute.

Por: Wilmar Merino