Truchas Steelhead: difíciles pero no imposibles
¿Qué es una trucha steelhead o "cabeza de acero"? Un ejemplar que nace como cualquier otra trucha arco iris, pero que, respondiendo a algún llamado milenario encriptado en sus genes, va al mar, como lo hacen sus parientes del hemisferio Norte, y vuelven tras un tiempo al lugar de desove. Cambiadas, claro está: se convierte en enormes ejemplares que pueden incluso pasar las dos cifras, un verdadero torpedo imparable cuando se las pincha con mosca o cuchara.
La localidad santacruceña de Comandante Piedra Buena es el epicentro de la pesca de esta especie en el río Santa Cruz, pocos kilómetros antes de que este ancho río color verde esmeralda entregue sus aguas al mar. Allí se realiza cada mes de marzo la Fiesta Nacional de la Trucha Steelhead, donde se conjuga con la pesca de un pez difícil, poco abundante, con una naturaleza pletórica, en la que el pescador se siente pescando en una postal. Difícil, dijimos, pero que compensa todos los sacrificios y los largos viajes cuando se tiene una steelhead del otro lado de la línea.
En Comandante Luis Piedra Buena (230 km al norte de Río Gallegos) se practican tres modalidades para tentarlas: el fly cast puro, un spinning con cucharas o un híbrido entre spinning y fly que se hace con caña de spinning, un peso (no plomo por ser contaminante, pero sí un peso de acero) con doble asa y un chicote de un metro del que atamos una mosca como engaño. Es decir, que aquel que no sabe hacer fly o simplemente aquel que quiere vencer al viento patagónico -protagonista fundamental de más de una jornada- y se vuelca a "barrer agua" con tiros largos, no tiene más que apelar a ese artilugio del plomito y la mosca para estar en carrera con las steelhead.
La fiesta de la Steelhead arrojó 13 capturas en fly y 35 en spinning entre más de 200 pescadores, número bajo que habla por sí solo de lo difícil de esta pesca desde un punto fijo. Por eso, apelamos a uno de los baqueanos más reconocidos del lugar, para recorrer puntos clave en un gomón, y aumentar las posibilidades de pesca. Miguel Garrido, en la previa del concurso y por fuera de la zona de veda, nos sacó a pescar en su gomón recorriendo los más bellos lugares del río Santa Cruz. Con él logramos otras dos truchas, arco iris residentes (es decir las que se quedan en el río sin ir al mar) y una fuerte tormenta de viento, tierra y agua nos expulsó más temprano de lo debido dejándonos sin las grandes. Excusa para volver en otra ocasión, acaso para la Fiesta del Salmón Chinook, que se hará en octubre.
Como consejos finales para el turista, el uso de cañas “viajeras” como las Spinit de cuatro tramos (ideales para meter en su tubo en un bolso común para despachar en el avión), equipadas con reeles tipo Turbo o Hexa (ambos de recupero rápido) cargados con multifilamento de 20 libras, será lo ideal para este particular tipo de spinning con un peso y una mosca, en el que “barrer agua” es la clave, pues hay que lograr distancia y a la vez que el engaño trabaje cerca del fondo. Con estos elementos y un par de moscas atadas en tubito que se consiguen en la propia localidad, estaremos muy bien equipados para hurgar en las entrañas del Río Santa Cruz buscando sus tesoros.
Por: Wilmar Merino
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