Los motores de las dos embarcaciones rugen a marcha lenta y los capitanes se van poniendo de acuerdo acerca del plan del día. O más bien, una simple coordinación para coincidir en el asado del mediodía, ya que en cada lancha habrá una idea de pesca distinta de como divertirse. Los clientes están seguros, no solo de la pesca que van a hacer, sino de que sus pertenencias estarán a buen resguardo en una marina custodiada. En una de las lanchas, la de los pescadores de baitcast, los tres entusiastas aficionados van mostrando sus cajitas y pidiéndole consejo al guía sobre señuelos a probar. Se acomodan las cañas Spinit Rainforest de 2,10 en los posacañas, con sus reeles Turbo y Hexa, de rápida recuperación y gran registro de freno, cargados con multifilamento de 30 lbs.

Mientras que en la otra lancha, la de fly, un matrimonio mosquero arma sutiles equipos de grafito, enhebrando la cola de rata en los pasahilos. En una y otra lancha, ya lo saben, la diversión va a estar garantizada. Porque es tal la abundancia de doradillos que hay en Victoria, que todos saben que va a haber mucha acción en la jornada.

Llevamos también los nuevos poppers Spinit, que son ideales para esta pesca donde la abundancia de estos doradillos “patoteros” que van en grupo y atacan compitiendo por alimento, hacen que no desdeñen orientar sus mordiscos a lo que pase en superficie.

El hermoso bañado, pleno de laberinto de riachos interconectados, debería estar protegido y reservado solo para pesca deportiva con devolución por tratarse de una nursery para muchos peces que allí reproducen, aunque por desgracia aquí también llegan las redes. Por eso con el guía buscamos lugares inhóspitos, pasando por mínimos “pasillos” acuáticos entre camalotales, para desembocar en bañados con correderas donde el doradillo acecha tranquilo, lejos de los trasmallos.

La faena empieza temprano, a las 8, trabajando en principio algunos desbordes, de los pocos que quedan tras una sequía grande que de a poco ve normalizarse los niveles. También se busca al tigre de los ríos en veriles, barrancas y salidas de laguna. Cada recodo del río, cada rincón mágico de ese delta precioso, paga con alegrías doradas.

Al mediodía un poco de tierra seca y una sombra dan el marco ideal para un asado que permite reponer fuerzas. Y tras el descanso reparador, cuando ya la temperatura del ambiente se elevó unos grados, los dorados se muestran más activos. No son grandes, aunque pueden darse, pero sí abundantes. De esos que dan revancha. Que cuando "camisetean" el señuelo o la mosca y no se prenden, nos darán otra oportunidad en el tiro siguiente. Hemos probado las cucharas Spinit con excelente resultado, y los mentados poppers, que irritan sobremanera a los tigres del río. Por eso es divertido Victoria, porque es ideal para sacarse las ganas, para enseñarle a novatos, para practicar casteos que tendrán premio en fly, o para probar todos los señuelos de la valija de pesca y desechar definitivamente los que no funcionen, porque si en tanta abundancia no pagan, es porque no van.

Párrafo aparte para la rainforest, una caña para confiar, que no solo permite disfrutar la pesca de doradillos de 1 a 2 kilos –la gran mayoría- sino que nos dará seguridad si se nos prende un ejemplar de porte mayor, o si eventualmente robamos un sábalo del lomo, algo similar a tratar de arrear un submarino abordo.

Sin dudas Victoria vive un gran momento para divertirse con los dorados regalos del río. Ahora le toca a usted. Vaya y disfrute.

Por: Wilmar Merino