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Las líneas de Pejerrey

by Esteban Barberena 08 Feb 2023

Son el elemento que toma contacto con el pez, la presentación misma de nuestro engaño. Si trabajan bien y los elementos son los adecuados para el tamaño de pez buscado, serán nuestras principales aliadas en toda pesca exitosa. Hablamos de las líneas de pejerrey, ese pez que desvela a la mayoría de los pescadores argentinos, que sueñan con esa boya que se hunde o desplaza esperando la ansiada flecha de plata del otro lado del hilo. Repasemos aquí cuáles son los principales aparejos que no deben faltar en la valija del pescador.

  • Para costa o muelles (pejerreyes chicos)

Tanto en el Guazú como en los muelles que van desde Olivos a La Plata o el Salado, solemos usar una línea de 4 a 5 boyas esféricas, rematadas en un puntero impulsor que puede ser o no pescador de acuerdo a si le ponemos o no anzuelo. Par que el largo de línea no resulte excesivo con respecto a la caña, distanciaremos las boyas apenas 50 cm entre sí y afinaremos el diámetro de boyas de acuerdo a nuestra capacidad visual y a la especie buscada. Es decir, si pescamos cornalitos en el guazú, hablamos de un peje que no supera los 15 cm y entonces nuestras boyas no superarán los 10 mm, siendo usuales dlas de 6 a 8 mm con separación de 35 a 50 cm entre sí. El puntero puede ser pasante o fijo. Como vemos, este tamaño de boyas tan chico muchas veces ni siquiera lo veremos, máxime con la niebla del Guazú, pero será muy efectivo para una pesca “al gatillo”, es decir, tirando al centro de la correntada y trayendo la línea a tirones con golpes de punta de caña hacia abajo. El sube y baja de las brazoladitas motivará el ataque del cornalito, al que también podemos pescar “al pique” viendo las boyas a poca distancia y esperando solo que se hundan o salgan de la línea.

  • Para costa o embarcados (Pejerreyes medianos a grandes)

Para pejes medianos a grandes, las boyas pueden ser esféricas de hasta 30 mm o tener otros formatos tipo chupete o lágrima, con quilla, en forma de rombo, etc. Incluso podemos agrandar los tamaños un poco para hacer más fácil su visualización y hacer pequeñas tramposas con yo- yo del menor tamaño posible, separando los mismos de las boyas unos 10 cm. En este caso también podemos usar un puntero impulsor pescador, cuyo peso no solo servirá para arrojar la línea lejos del muelle sino que también tendrá utilidad pesquera con la brazolada que pende del mismo. En este caso sugerimos usar no más de cuatro boyas, y alargar distancias entre las mismas, llevándolas de 80cm a 1 metro. La idea es que el largo total de la línea, sumando los 30 cm de madre antes del pilotín, no supere los 3,60 mts. En las líneas que usamos para pesca de embarcados, podemos sumar a la línea de tres, rematada en rotor giratorio, una cuarta boya más pequeña, que trabajará suelta. Y en los últimos años se ha popularizado el uso de bigoteras, es decir, boyas largas, tipo palito, que suman dos brazoladas y son muy pescadoras. En el caso de sumar una cuarta boya o bigotera, hay que acortar la distancia entre boyas principales (o restar una y pescar con dos) para que la línea no quede más larga que la caña.

  • Líneas tramposas

La “trampa” en una línea de pejerrey es una pequeña boya que es la que hundirá el pejerrey sin sentir resistencia y una grande que sea nuestro indicador visual de pique cuando el pez esté “Tragado”. La línea tramposa puede tener como alternativa la trampa sobre la madre de la línea. Es decir que en vez de rotores o micro esmerillones para colocar las brazoladas usaremos directamente una pequeña boya yoyo fijada entre nudos firmes. La boya grande va a correr entre esta boya chica y un nudos corredizos a 20 cm de ésta. Por lo tanto cuando tengamos un pique el pejerrey va a llevar la boya chiquita y hará correr a la más grande que haga tope en el nudo corredizo final, marcando el pique e indicándonos que debemos clavar. La “trampa” no solo se hace en la línea madre de nuestro aparejo, sino también podemos optar por hacerla en la brazolada. A esta variante se le llama “pata de tero”, por imitar las patas de esta ave. Es decir, en una línea de dos o tres boyas con brazoladas largas (60 a 100 cm), pondremos una boya esférica pequeña que dará la altura a la que queremos hacer trabajar las carnadas. El peje come y lleva confiado, arrastrando el resto de la brazolada hasta la boya mayor, que al marcar el pique nos indicará que el pez está tragado. Ideal para los meses más fríos del año con el pejerrey de laguna comiendo muy sutilmente.

  • Línea Chiripá

Este aparejo particular es la salvación para pescar pejerreyes en ámbitos muy puntuales, como al laguna La Brava, de Balcarce, y a veces ha funcionado muy bien en Chasicó. No será del agrado del pesador purista de flote, ya que se trata de una línea carente de boyas en las brazoladas, y al no visualizarse el pique le quita la gracia máxima a la pesca del pejerrey. Pero como dijimos, a veces es la alternativa posible en lagunas mañeras, donde hay que hacer funcionar la línea de manera especial para motiva r el ataque de las flechas. En cuanto a su confección, es similar a un aparejo de fondo de dos a tres metros de extensión, con tres brazoladas largas, solo que con un pilotín delante y un remate en boyón impulsor. La línea trabaja formando una panza con sus brazoladas, y el pescador hará que éstas suban o bajen con acercamientos y aflojes a golpe de caña.

  • El balancín

Diques profundos de las provincias mediterráneas y cuyanas atesoran pejerreyes de todas las medidas a los que hay que saber encontrar para tener éxito. Para ello resulta fundamental el balancín, cuya confección permite trabajar dos brazoladas separadas sobre un brazo de alambre o nailon. Este aparejo, que a veces ya viene armado incluso con una plomada equidistante de los dos extremos, lleva velozmente las brazoladas al fondo, mientras una boya regulada entre nudos corredizos en la madre del reel le da la altura a la que queremos trabajar. El trabajo de a boya, que puede funcionar con medio cuerpo afuera y medio sumergido o bien casi sumergida por completo dejando una puntita afuera, nos permitirá la regulación posterior de la profundidad a la que queremos trabajar: subiendo el corredizo superior varios metros sobre la madre podemos hacer ganar profundidad a las brazoladas. Si éstas llegan a tocar fondo, nuestra boya dejará de trabajar regulada y se acostará. Entonces, le bajaremos unos cm al corredizo superior hasta que el aparejo trabaje correctamente. Una vez que tenemos la profundidad del ámbito identificada, podemos elegir entre buscar el peje bien abajo o trabajar la media agua, siempre restando centímetros o metros al corredizo superior sobre la madre del reel. El pique puede evidenciarse hundiendo la boya o, por el contrario si pica hacia arriba el pejerrey, acostando la boya que estaba semi sumergida. Con esta pesca se logran desde pequeños pejerreyes del Dique San Roque, en Córdoba, o Cabra Corral –Salta, hasta los enormes matungos de Cuesta del Viento, en San Juan, de hasta ¡3 kilos!.

  • De mar con Zanahoria

Esta podría considerarse una variante del paternoster ya que trabaja en varias profundidades de la columna de agua en el ámbito marino. La diferencia con el pater es que debajo y antes del plomo, lleva un rulero cebador al que le pondremos una “manyanza” hecha con restos de pescado, aceites y desperdicios de pescado que el pescador de mar compra en comercios del ramo o fabrica por su cuenta triturando en licuadora restos de peces con aceite de pesado y prensando este producto dentro del rulero perforado. Esta ceba atraerá pejes marinos. En cuanto a la boya, el formato zanahoria es el que mejor se comporta entre el oleaje, sosteniendo el conjunto y dejando un cuarto de boya afuera para la visualización del pescador. El pique se evidencia por un hundimiento de la boya.. Usada sin el rulero cebador, funciona como un pater cualquieram que podemos utilizar en calquier laguna. Incluso siempre llevo uno corto, de no mas de un metro y medio, con dos a tres brazoladas, para explorar pique en pqueños claritos entre juncales.

  • Línea viajera para vadeo

Este aparejo ideal para días de viento donde la pesca está lejos del bote o punto de pesa consiste en una línea de flote convencional de dos boyas esféricas chicas separadas por 70 cm y a un metro una tercera del tipo “ping pong” (esférica grande de 6 mm) a la que perforamos para pasarle una anilla hecha con alambre de acero y sellaremos con epoxi a través de la cual pasaremos la madre de la línea. Con una perla a cada lado de la anilla y nudos corredizos, le daremos regulación a la profundidad de la brazolada, que no es ni más ni menos que el resto de la madre que termina rematada en un plomito jaf y un anzuelo. El concepto es que la boya grande haga de “vela” con el viento reinante y arrastre a las otras dos mas chicas, que permitirán engañar a un peje asustadizo con boyas más grandes. Si pica la boya esférica grande que perforamos, será muy notorio el desvío que hará de la trayectoria que venía siguiendo la deriva. Y cuando pesquemos al vadeo metidos en el agua, veremos que este aparejo produce una deriva rápida alejando la línea del pescador y además nos permite una referencia visual con la diferencia que hace la boya grande sobre las chiquitas.

  • Línea versátil

También llamada línea X-15 es muy utilizada en ámbitos de Guaminí como Cochicó o Alsina, sirve para pescar a flote y fondo a la vez, permitiéndonos registrar los caprichosos comportamientos del pejerrey. Contando desde la madre del reel se trata de un aparejo que tiene una pequeña yoyo al inicio, y un metro después una boya tipo zanahoria o chupete, a la cual siguen 1,5 a 2 metros de nailon rematados en una plomada del que penderán dos o tres brazoladas. De este modo, con la esférica trabajamos arriba y con las que siguen después de la boya grande testeamos distintas profundidades de la columna de agua, siendo la brazolada inferior la que trabaje casi a fondo. Esta línea es ideal para tirar de costa o de embarcados y ver dónde cómen los pejes. Luego podemos optar por pescarlos en un aparejo de flote a la profundidad en la que los encontramos.

  • Línea de fondo

Sea con dos anzuelos de brazoladas bien largas (ideales para el peje del Río de la Plata) o con tres de brazoladas más cortas (para lagunas) y siempre teniendo en cuenta que la última no debe sobrepasar la plomada, hay que tenerlas en la valija pues a veces son la única opción de pesca. Por ejemplo, cuando pescamos en lagunas y el peje está a gran distancia donde las boyas no llegan, acaso por tener viento de frente, a modo de ejemplo. En el Río de la Plata, pescando en bancos como en La Raja, con dos brazoladas largas que le den vida a las mojarras, será suficiente. Y en el mar, para pescar panzones, podemos adosarles un rulero cebador debajo para acercar las potenciales piezas. A tener en cuenta que si los lances van a ser lejanos y vamos a usar plomos pesados, la madre de la línea no debe ser inferior al 0,40 y en el reel debemos usar una salida trafilada. Asimismo, para meter bien adentro las líneas, la caña convencional de pejerrey telescópica debería ser reemplazada por una larga de 3,60 mts, pero al menos de medio lance o decididamente de lance.

Sin dudas, estas variantes de líneas no agotan el repertorio de creaciones del pescador pero representan las que la gran mayoría de los amantes del pejerrey llevan en sus valijas en sus desvelos por dar con la especie más buscada por los argentinos: el pejerrey o flecha de plata. Invitamos al lector a probar sus propias variantes, y compartir sus éxitos con otros amigos, así todos seguimos aprendiendo.

Por: Wilmar Merino

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