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Pesca

Un rey entre los peces: El Pejerrey

by Esteban Barberena 08 Feb 2023 0 Comments

Cuando tratamos de entender las razones por las cuales la pesca de pejerrey convoca tantos aficionados, sin dudas tendremos que remontarnos a la infancia, ese territorio donde anidan las pasiones. Es que ya sea en los ríos, el mar, los diques o las lagunas, el pejerrey nos invita a revivir ese ritual de la boyita que se corre o que se hunde, volviendo a emocionar a nuestro “niño interior” con el recuerdo de sus primeras armas en la pesca.

Muchos factores contribuyen a que el pejerrey sea la especie más pescada por los argentinos. En primer lugar, el estar presente en casi todas las provincias argentinas, por la variedad de ambientes que habita y su adaptabilidad a nuevos ecosistemas. Contribuye a estar tan presente en aguas interiores la posibilidad de criarlos en cautiverio y sembrar ovas fecundadas o alevinos, permitiendo repoblar ámbitos muy presionados por la pesca deportiva o comercial.

Pero también hay características propias del rey de los peces que lo hacen tan atractivo: el sabor de su carne, manjar gastronómico de excepción; el no tener radios espinosos como los bagres (permitiendo su manipulación sin peligro por niños o adultos) y –sobre todo- esa forma de picar mágica que hace despertar el brillo en los ojos de cada pescador que ve que una boya se sale de la línea de deriva o se hunde suavemente. Ahí está la clave de tanta pasión detrás de la pesca de estos peces maravillosos.

Cabe destacar que dentro de los peces que pueblan nuestras aguas dulces al norte del río colorado, podemos decir que el pejerrey, en su especie más popular que es el Odonthestes argentinensis, es un pez de “aguas frescas” y no frías. Es decir, que pese a que su pesca la asociamos al invierno, es clave medir a temperatura del agua para saber si van a estar activos o remisos. La experiencia de tantos años pescándolos en el Río de la Plata y las lagunas bonaerenses y cordobesas indica que si el agua baja de los 10 grados, el pejerrey estará comiendo de modo mañoso, posiblemente activándose cerca del mediodía cuando el sol calentó unos grados la masa líquida. Por eso si la temperatura ambiente baja de los 10 grados en el ambiente, seguramente en las primeras horas lo encontraremos pegado al barro, en las lagunas, y levantará recién cerca del mediodía para pescarlo arriba. Ajustar el largo de brazoladas según la ocasión o pescar a fondo primero y luego pasar a flote. Tener en cuenta que los mejores días para salir a pescar son aquellos donde hay una brisa que oxigene el agua y mantenga activos a los pejerreyes. Si en cambio el agua está entre 10 y 15 grados, estaremos en condiciones óptimas para pescarlo en todo lugar. Y si pasa por encima de 18 grados (sobre todo el verano), ya el plancton en abundancia de los distintos espejos de agua hará que el pejerrey esté recibiendo mucha comida (zooplancton) con solo filtrar agua con sus branquias y pasen a segundo plano nuestros alimentos sustitutos (las carnadas con los que los tentamos).

Los equipos

A diferencia de otros países como el Uruguay, donde no los pescan con aparejos largos, a los argentinos nos gustan las líneas de tres boyas o más (cinco en el caso de buscar pejerreyes juncaleros o juveniles), por lo que requerimos cañas largas para dominar bien esos aparejos. De allí que en la variada gama de cañas para esta pesca de caña en mano, éstas sean livianas, pero de entre 2,70 hasta 4,50. La elección del modelo dependerá del lugar y el aparejo, pues para un dique y manipular un paternóster o balancín estará bien con una caña de 3 metros mientras que para pescar pejerreyes en el Río de la Plata se imponen los modelos más largos. Las cañas pueden ser telescópicas (un tramo se mete dentro del otro) o tramos enchufables y el reel debe estar acorde al peso de la caña, o de otro modo vamos a desbalancear el equipo. Su vendedor amigo podrá asesorarlo en tal sentido.

Siguiendo con el tema equipos, la carga del reel puede ser de multifilamento o nailon. El nailon tiene el problema de que se hunde, por lo que genera una “panza” bajo el agua que hace que primero no trabajen tan bien nuestras boyas y segundo que nuestra clavada no impacte adecuadamente en la línea al ver un pique. Para evitarlo, si decidimos usar nailon, deberemos pasarle un trapito con flotalíneas (vaselina especial) al mismo. La tendencia en los últimos años, sin embargo, ha sido reemplazar al monofilamento o nailon, por el multifilamento, compuesto de hebras trenzadas, con mayor resistencia y flotabilidad garantizada. Hace unos años, este material erosionaba los pasahilos, pero la tecnología los trae ahora de materiales más sedosos evitando este inconveniente y manteniendo todas las ventajas anteriores, a las que debemos agregarle que al tener mayor resistencia con menos diámetro nos entra más carga en el reel. Para pejerreyes, medidas entre 0,15 y 0,22 serán más que suficientes para estar cubiertos con los mayores ejemplares de la especie (hasta 2 kilos) y eventuales sorpresas como dorados, grandes bagres o patíes que se nos prendan en las líneas de pejerrey.

Los reeles que usemos pueden ser tanto frontales como de bajo perfil y deben tener relación con la caña y el pejerrey que esté saliendo. Es decir, para reeles rotativos de bajo perfil se usan cañas diseñadas especialmente para esos reeles, con mas pasahilos que hagan de guía a la línea, mientras que para los frontales, tendremos menos pasahilos y de aros mas grandes, que permitan pronta salida del sedal. ¿Cuándo optar por uno u otro? Si bien mucho tiene que ver el gusto del pescador, podemos decir que para pescar con línea más controlada usaremos los reeles de perfil bajo, que requieren algo de experiencia en su uso y suelen tener menos capacidad de carga de nailon o multifilamento obligándonos a pescar mas cerca de la embarcación. Estos reeles no son recomendables para aparejos muy sutiles, de poco peso, salvo que usemos puntero impulsor. Y su ventaja principal es que ante un pique no tendremos pansa que ganar, sino que simplemente con cerrar el pick up y cañar ya lograremos un mejor efecto “acción reacción” ante el pique. Mientras que para principiantes o pescas donde tenemos que soltar hilo constantemente para derivas rápidas o pescas a mucha distancia, será mejor el uso de frontales, con más capacidad de carga y facilidad de uso. Un dato interesante es que el mercado, atendiendo a esta posibilidad de optar por un reel u otro, ha generado cañas híbridas que admiten ambas posibilidades, es decir, que se adaptan a pescas con frontales o reeles de perfil bajo.

De río y de mar

El pejerrey es una especie eurihalina, es decir, con capacidad de adaptación a distintos grados de salinidad de agua. Eso ha hecho que tengamos pejerreyes puramente de mar, como los cornos, panzones y escardones que pescamos en el litoral atlántico, pero también estuariales y dulceacuícolas como los pejerreyes juncaleros, los gran Paraná y los de laguna.

Básicamente a los pejerreyes de la cuenca del Plata o los de lagunas, los pescaremos con los aparejos descriptos de líneas largas de flote, salvo en tiempos en donde se fondean y podemos buscarlos también con aparejos de fondo. En ocasiones, también es muy útil el uso de una línea que cubre toda la columna de agua: el paternóster.

Mientras que en el mar, desde playa se hará indispensable el uso de una línea de fondo, con rulero cebador para mantener los pejes cerca, que deberemos trabajar cerquita de la rompiente. Y si podemos pescar desde muelles o escolleras, ahí podremos usar también líneas de flote de no más de dos o tres boyas (pues a veces hay que alargar brazoladas hasta un metro y con más boyas se complicaría), o también la clásica línea de boya zanahoria, que es una variante del paternóster con una boya distinta. Este aparejo también puede llevar cerca de la plomada un rulero cebador para arrimar las piezas a nuestros cebos. Los viejos pescadores de escollera suelen contar con un balde con ceba llamado “manyanza” (harina y desechos de pescado, procesado con aceites), que se consigue en los principales centros turísticos, echando cada tanto una paladita al lugar de pesca, para retener a los pejerreyes en la zona donde trabajan sus líneas.

Un dato que une a pejerreyes de mar con dulceacuícolas es que tienen la boca protráctil, es decir que se proyecta hacia adelante succionando así sus presas hacia su aparato digestivo. Esta boca es blanda, por lo que no se requieren anzuelos duros para este pez, sino blandos y bien filosos, que son los más clavadores.

Un elemento que ayuda mucho en toda pesca de pejerreyes es un buen copo, pues asegura los ejemplares grandes y evita rotura de materiales o líneas.

Carnadas

  • Básicamente para los pejerreyes dulceacuícolas la carnada más usada es la mojarra, en tamaños acorde al anzuelo a utilizar y la expectativa de tamaño de pejerrey esperado. Es conveniente encarnarla de dos pasadas: la primera debajo de la mancha de la cola, haciendo salir el arpón del anzuelo antes de la cavidad ventral de la mojarra viva. Eso hará que quede con movimiento, generando atractivo. Si son grandes, podemos filetearlas, encarnando filets de una sola pasada.
  • Otra carnada rendidora es el filete de dientudo (o del propio pejerrey), ideal para rematar un encarne de mojarra voluminizando el cebo, o bien cortándolo en tiritas de1 cm de ancho por el largo deseado (aquí también juega el nro de anzuelo y el tamaño de pez esperado). El filet de dientudo puede ser coloreado con colorantes de repostería tras ser salado y deshidratado y a veces marca mucha diferencia. Los colores que más han rendido son el rojo, el verde, el azul y el amarillo.
  • Lombriz de tierra: la carnada universal no podía faltar entre los cebos de pejerrey y si bien no es lo más usado suele tener sus días rendidores.
  • Isoca: este gusano blanco (oruga de mariposa) suele marcar diferencias en el Guazú y el río Uruguay. Se le pincha la cola para sacar un poco la tierra del gusano y luego se encarna de dos pasadas.
  • Asticot o gusano de mosca: la larva de moscas es otro cebo maravilloso para pescar pejerreyes juncaleros (cornalitos) en los muelles del Guazú y pejerreyes juveniles en el Río de la Plata. Se encarna de una sola pasada por gusano, sumando dos o tres en cada anzuelo. Si está hecha con pescado podrido, mejor. Se conserva en frasquitos aireados (no herméticos) en la parte baja de la heladera, con harina de pescado.
  • En el mar: en el mar se usa para el pejerrey daditos de camarón, al natural o aditivado con aceite de ceba, sal y azúcar o harina de pescado. En ejemplares de mayor porte, combinar camarón con tiras del propio pejerrey. El panzón prefiere el camarón con una tira de magrú salado.
  • ¿Artificiales también?: si, el pejerrey es cazador y podemos pescarlos con pequeñas cucharas (nros 0 y 1) o señuelitos de no máas de 5 cm. Así también toma moscas tipo streamers.
  • Pesca al vuelo y Sabikis: estas técnicas se emplean esencialmente para pescar pejerreyes en el mar. Para la pesca “al vuelo” se usa una línea con dos brazoladas largas, bien separadas, de 1 metro de largo aproximadamente. En el anzuelo de cada brazolada colgamos un filet del propio pejerrey, bien rebajado, pasado una sola vez par que haga el efecto “banderita”. Tiramos el aparejo y recogemos, dejando caer la plomada en distintas alturas de la columna de agua pero sin que toque el fondo hasta encontrar el pique. Al recoger, las carnadas vendrán “flameando” y el pejerrey atacará los cebos (y quizás pesquemos otras especies como anchoas de banco, palometas, etc). Los sabikis, son una línea de muchos anzuelos “vestidos” con pequeños plastiquitos brillosos y materiales sintéticos. Se usa con el mismo concepto de la pesca al vuelo, tirando y recogiendo, aunque también andan bien moviendo la caña de arriba hacia abajo, como jiggeando o pescando con lengue.

Tips para tener en cuenta

  • Respetar vedas, tamaños y cupos (es obligación informarse de las mismas antes de ir a un lugar, no podemos decir “no sabía nada”) y pescar con licencia de cada provincia. Recuerden que vamos a pasarla bien y no a tener problemas. Por regla general, exceptuando los pejerreyes juncaleros que no pasan los 20 cm, se devuelven pejerreyes menores a 25 cm (medida que garantiza que al menos ha hecho un desove perpetuando la especie), pero en el Río de la Plata no hay medidas.
  • Gareteo o anclado: Al pejerrey en laguna lo buscamos dejando la embarcación a la deriva o anclados. En el primer caso vamos a donde nace el viento y nos dejamos llevar regulando la velocidad de la marcha con un peso atado a una soga (“muerto” en lenguaje coloquial) o ancla de capa. Tener en cuenta que al finalizar el recorrido del garete es conveniente volver al principio dando un rodeo y no haciendo ruido por la cancha de pesca que vamos a trabajar. Si el viento es leve, anclar en la zona donde “muere” el viento suele ser lo más recomendable. Pero si el viento es demasiado fuerte, suele rendir anclar donde “nace” especialmente si hay reparo de juncos o barrancas altas, pues donde “muere” el agua estará demasiado batida.
  • Una de las reglas más comunes es levantar el pejerrey “al pecho”, es decir, recoger la línea calculando que al levantar el aparejo con la punta de la caña hacia arriba el pejerrey nos caiga a una altura donde podamos tomarlo con la mano que no tiene la caña. Pero ojo, ésto no será posible si los pejerreyes son grandes, porque de intentarlo romperemos las cañas o perderemos la pieza por corte de brazolada. Para esos casos hay que usar un copo.
  • Color de boyas: la boya es nuestro indicador visual, por lo tanto es indispensable verlas para estar pescando bien. La elección del color depende mucho de la vista del pescador o de la luz solar que tengamos al momento de pescar. Por ejemplo, si las líneas trabajan sobre el brillo del agua al mediodía, nada mejor que boyas negras o de colores bien oscuros para recortar su silueta allí. Mientras que si el sol lo tenemos de espaldas, colores flúo serán bien visibles. Ante la creencia de que el color blanco es el que menos espanta a los peces, muchas boyas vienen con “panza blanca” y arriba otro color para que vea el pescador. Pero en la experiencia heos visto muchas veces que los pejerreyes van al color rojo de una boya o al verde limón, marcando preferencia sobre otros tonos. El formato de boyas lo dará también el gusto del pescador, aunque por lo general el viento, la vista del pescador, la distancia a la que pescaremos y el tipo de ámbito también condicionarán el tamaño de las boyas a usar. Recuerden que con un trapito con agua y detergente podemos lavar las boyas realzando sus colores tras pescas donde queden sucias.
  • ¿Con o sin boya piloto? La boya piloto o pilotín, es aquella que conecta el hilo del reel con la línea. El pilotín también recibe el nombre de alcahuete y sirve para que el movimiento de nuestra caña transmitiendo correcciones a la línea impacte o no en la primera boya, de acuerdo a lo que queramos hacer, o también de referencia ante un pique en la primera boya, que hará un movimiento distinto a la línea de deriva que empieza en la boya puntera y termina en el alcahuete. Usarlo o no dependerá del gusto del pescador pero como ventaja podemos decir que al utilizarlo podremos acomodar nuestra línea y nos servirá como tope en la caña para no perjudicar a nuestra primera boya. Al contrario, si lo quitamos, reducimos el largo de la línea para que ésta no supere al largo de la caña.
  • Si la línea termina en una brazolada extra, tener en cuenta también que el posible largo del pejerrey a capturar hará mas largo todo el conjunto a la hora de subirlo al bote. Siempre es preferible armar las líneas con o rotores giratorios que nos ayudarán a no enredar la brazolada con la línea madre. Y si la terminamos en un esmerillón detrás del último rotor, podemos ponerle una boya extra o bigotera atada de allí.
  • El Pique característico del pejerrey se manifiesta deslizando una de las boyas hacia los costados. El ensayo y error más la experiencia de pescador le hará calcular el momento justo para efectuar la clavada. Si usamos boyas chicas también puede picar hundiendo las mismas. Y de fondo, sin indicadores visuales, solo resta ver el movimiento de punta de la caña.
  • En zonas profundas como diques o lagos, o bien cuando el pejerrey come pegado al barro, líneas paternóster o balancines servirán para ir probando a que profundidad podemos pescar. Son aparejos sencillos, para mirar una sola boya que tendrá tres formas de pique: se hundirá (pez comiendo hacia abajo), se acostará (pez comiendo hacia arriba) o Saldrá de costado (pez comiendo de lado). Estos aparejos facilitan las cosas al pescador novato.
  • Carnada sobrante: Las mojarras que sobren de una salida las podemos guardar para la próxima de este modo: revolverlas en un balde con sal y media tacita de azúcar dejarlas una noche en un colador con sal, retirar con los dedos el sobrante de la misma y poner a secar un ratito sobre un diario o papel absorbente. Luego guardar en pote de telgopor o entre films. Sin son mojarras grandes o dientudos, hacer filets bien rebajados (apenas uno a dos milímetros de carne pegada al cuero, descartando el resto), salar y dejar orear una noche en un colador para que drenen el agua. Podemos optar por colorearlos o guardar al natural. Luego guardar entre films en parte baja de la heladera.
  • Accesorios: solemos pensar que el equipo de pejerrey es apenas un par de líneas, una buena caña y un reel acorde. Pero no, luego vamos a necesitar un balde portacarnada (Si es un balde doble con colador incluido mejor), un aireador, un buen cuchillo filetero, un vivero si queremos conservar las piezas frescas, un copo para poder asegurar piezas buenas, un buen bolso o caja de pesca para las líneas, plomitos para lastrar brazoladas, cajitas ordenadoras para anzuelos, perlas, mosquetones y acaso un buen traje de agua para soportar navegaciones que nos puedan mojar o chubascos. Eventualmente llevar una buena linterna de minero por si nos sorprende la noche para facilitar el armado antes del amanecer, ayuda un montón.

Por: Wilmar Merino

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